Lo que los humanos denominan alma, que algunas veces es llamado espíritu o a lo que nosotros nos referimos como entidad, no es lo que supone la mayoría de la humanidad. Ellos imaginan un vapor, algo que puede moverse a través de la paredes como un fantasma, algo sin sustancia que busca influenciar el mundo físico a su alrededor con poco éxito. Se dan cuenta de que el alma puede recordar, como cuando se reviven vidas pasadas, pero no imaginan que se requiere un cerebro físico. La visión que los humanos tienen del alma es, como podría esperarse, el punto de vista de un humano desde un lugar ventajoso. Lo que se pierde desde el punto de vista ventajoso es la habilidad para ver el alma, pues la sustancia es algo que el ojo humano no puede percibir.
El alma tiene sustancia, y crece en volumen tempranamente en su desarrollo según son experimentadas muchas encarnaciones, muchas vidas. Este volumen no puede ser medido por los humanos, que se ven unos a otros como teniendo almas iguales, aunque la realidad no es en absoluto parecida. Algunas almas están tan pobremente construidas y son tan diminutas que se disipan tras la encarnación, lo que denominamos entidades abortadas. Este tipo de almas pueden estar presentes en muchos animales e incluso en algunas plantas, pues el material de las almas está disperso a través del universo y las encarnaciones ocurren naturalmente. Donde el ojo humano no puede medir la masa de otra alma, el espíritu puede medirlo muy bien. Tu sabes instintivamente que otro es viejo y sabio. El crecimiento espiritual ocurre inicialmente mas rápido por medio de las encarnaciones, pero mas tarde este crecimiento evoluciona basado en las experiencias fuera de las encarnaciones, y las encarnaciones no son necesarias para este propósito. Sin embargo, las encarnaciones se siguen usando como experiencia de aprendizaje de tiempo en tiempo.
El alma no solo tiene memoria, sino que no olvida. No es por accidente que las formas de vida inteligente posean nervios, cerebros, y memoria en forma de impresiones químicas. No es por accidente que esta misma estructura exista en la inteligencia a través de todos los niveles de densidad. Es intrínseco a la forma en la que el universo está estructurado, y por tanto las almas tiene del mismo modo tales estructuras. El material de las almas es simplemente otro nivel de densidad, uno que está en contacto con todos los demás. Es más fino y más perdurable al mismo tiempo. Puede ser denominado la base de la materia, por lo que a ella se refiere, pues penetra todos los niveles en los que la materia puede residir. Las formas de vida inteligente vienen en muchas formas y tamaños, pero todas tienen cerebros y nervios. Por tanto un alma puede encarnarse en un homínido en un punto de su desarrollo, y dentro de una forma de vida distinta durante otra encarnación, sin que se requiera ninguna adaptación.
El alma no requiere alimento o nutrientes como les pasa a las formas de vida. El animal humano no puede retener su forma sin combustible, sin mantener una cierta temperatura y remplazando la bioquímica dañada o consumida. Debe comer para sobrevivir. El alma no requiere una temperatura para mantenerse, y por su naturaleza mantiene su propia química, la única inserción requerida desde el exterior cuando el crecimiento en volumen está ocurriendo, es adquirir más del material del alma, presente en todos los lugares del Universo.